NUEVA CREACIÓN, por Apóstol Luis Reyes


La Biblia afirma que una persona en Cristo es una “nueva criatura” y que producto del andar en esa nueva esencia de vida: las cosas viejas han pasado y todo es hecho nuevo.
La vida como hijos de Dios se trata de andar en una novedad de vida, que fluye producto de un renacer interior; y no es meramente un mejorar “de a poco”, condición en que nos esforzamos por cambiar o dejar aquellas cosas que consideramos malas.
La mayoría de las religiones actuales se dedican a educar a sus “fieles”, por medio de continuas enseñanzas, los adiestran para cambiar actitudes y comportamientos previamente establecidos como negativos e incentivandoles a lo que ellos creen como positivo. Estas malas actitudes o acciones son definidas como pecados y las cosas positivas como “buenas obras”; la verdad es que los cambios producidos generan dentro del ser humano altos grados de satisfacción, los cuales son entendidos como “bendiciones”. Justamente son estos resultados, son los que estimulan a la gente a creer que van por el buen camino; aunque en su corazón no hayan experimentado el nacimiento del agua y del espíritu, que Jesús definió a Nicodemo como necesario.
Este adoctrinamiento religioso, me parece más a la idea de tratar de arreglar un automóvil viejo, frente a la posibilidad de andar en uno completamente nuevo. Nuestro Señor dijo: No se pone parche de tela nueva en un vestido viejo; tampoco se pone vino nuevo en odres viejos.
Así que la vida en Cristo no es maquillar la naturaleza vieja con buenas obras, es UN CAMBIO COMPLETO DEL SER que involucra cuerpo, mente y corazón. Se trata de abrazarnos a una transformación radical del vivir que afecta motivaciones y propósitos, que por supuesto se van a manifestar en comportamientos, a modo de evidencia de aquello que nos ha revolucionado adentro.
La Biblia nos habla de: RENACER, REGENERAR, TRANSFORMAR, RENOVAR y no MAQUILLAR (lo cual es poner atención en lo superficial).
Rut es una figura de la Iglesia, en lo que respecta a la nueva creación, ella era extranjera y estaba desamparada; pero se aferró a una esperanza y tomó una fuerte decisión, que la llevó a una vida plena y bendecida en el propósito del Padre.
Rut 1:15-18Y Noemí dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella. Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos. Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más.
Poniendo atención a este pasaje, podemos vemos claramente que Rut manifestó ese RENACER por medio de cuatro áreas de decisión:
1.- Se comprometió con Noemí y renunció a seguir a su cuñada.
Rut debe renacer en la manera de andar.
Su cuñada reprenta lo viejo, la naturaleza pecaminosa y mundana; Rut decidió apegarse a su suegra Noemí, quien reprensenta un andar diferente que nos llevará a Dios y una vida en su perfecta voluntad.
Noemí también figura un patrón, modelo, líder o padre espiritual; quien por medio de su dirección, palabra, fe, propósito, disciplina, unción y consejos, irá estableciendo un nuevo camino en nuestras vidas.
Necesitamos alguien que se comprometa con nuestra dirección de vida y propósito ¡No da lo mismo cualquier lider!
2.- Se injertó en una nueva familia o pueblo.
Rut debe renacer en términos sociales.
Dios dice en su palabra que ya no somos extranjeros ni allegados, sino que nos ha hecho miembros de Su familia.
Debemos ser parte de un pueblo, una congregación, una familia espiritual.
A veces entre nuestros familiares no somos comprendidos, pero en la Casa de Dios somos entendidos, amados y aceptados; en ese lugar encontraremos todo lo necesario en cuanto a afectos, para que no nos sintamos solos. Dios provee a través de la Iglesia, para todas nuestras necesidades sociales. Aleluya.
En la Iglesia también tenemos obligaciones que cumplir y que nos harán mantener nuestra atención en la obra del Señor.
3.- Renunció a sus antiguos conceptos religiosos y aceptó a Dios como su Señor.
Rut debe renacer en cuanto su forma de agradar a Dios.
Ella era moabita y como tal adoraba al dios Quemós, que demandaba sacrificios humanos a modo de ofrendas, especialmente niños.
Ahora Rut se vuelve a Jehová, acepta sus principios y mandatos. Es necesario conocer personalmente a Dios y poner atención a Su palabra; ella no puede servirlo como servía a Quemós, porque para Dios nuestros hijos son muy santos y no tenemos que hacerlos pasar por el fuego.
4.- Renuncia a su tierra y acepta la provisión de Dios para ella.
Rut debe renacer en cuanto a sus espectativas en la vida.
Tierra es representa lugar de establecimiento, destino, herencia, futuro y todo por lo que luchamos en esta vida.
Rut decidió dejar su futuro profético en las manos de Dios.
Necesitamos vivir en completa confianza y dependencia en el Señor y su provisión; de otra manera el temor nos va a gobernar y seremos gente inconstante llevados por los vientos de la vida.
Una vida edificada sobre la roca siempre permanece en victoria.

Rut tomó una decisión radical, dejando todo lo que para ella era seguridad. Pero decidió bien, porque su vida cambió al cien por ciento. Esto es lo que quiere hacer Dios con nosotros, un cambio completo y darnos así bendición integral.